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DecÁlogo del Mal Fumador

- Fume un cigarrillo tras otro.

Así no obtiene sabor de ninguno.

- Fume en ayunas.

Para demostrar a su estómago que no lo aprecia en absoluto.

- Fume mientras estÁ comiendo.

Así la ensalada tendrá gusto a tabaco y el tabaco un deje profundo a vinagre.

- Encienda un cigarrillo, aspire tres veces y apÁguelo.

Espere unos minutos y enciéndalo otra vez. Logrará un cigarrillo con sabor a cualquier cosa , menos a buen cigarrillo.

- Nunca deje de fumar un cigarrillo cuando estÉ por la mitad.

Siga, así comenzará a quemar lo que filtró el mismo tabaco.

- No se preocupe por los demÁs.

Si les molesta el humo, ¿quién les mandó ponerse a su lado?

- Deje que el cigarrillo se consuma muy hasta el final.

Así el humo saldrá bien caliente, achicharrándole bien el paladar, la lengua o los labios y, por supuesto, los dedos. Puede ayudarse haciendo muchas aspiraciones seguidas, preferentemente muy profundas y sin que se escape nada (pero nada de nada) de humo al aspirar.

- Cuando fume en el bosque o en la playa, tire la colilla al suelo de cualquier manera.

Tal vez, además de fumador empedernido y guarro, logre convertirse en incendiario.

- Fume mucho haciendo ejercicios fÍsicos.

Si quiere convertirse en un perfecto pésimo fumador, corra mil metros o dé largos paseos, de varios kilómetros, sobre una bicicleta fumando un cigarrillo.

- Y termine el dÍa siendo consecuente.

Con un cigarrillo en los labios, dormido. Tal vez logre quemar la cama. O a su pareja. O a usted mismo.

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